jueves, 25 de octubre de 2012

Contar un cuento

         Hola a tod@s. Voy a contaros un cuento titulado La cigarra y la hormiga.

La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su aroma...y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.

- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.

- Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.

La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.

Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se acercó a pedirle ayuda.

- Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.

La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.

- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá?

- Cantaba y cantaba bajo el sol- contestó la cigarra.

- ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno-

Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección. (Fin)

         Cuando yo estaba en el tren a Alicante el primer día en el que llegué a España, una señora sentada a mi derecha me contó este cuento. Me dijo que se tratara de un cuento muy famoso por España y Francia. La moral de este cuento es que debemos trabajar mucho para mantener nuestra vida. Si no, tampoco vamos a disfrutar de la vida. La verdad es que muchas veces tabajar también es un placer, como a la señora, le encanta su trabajo: plantar árboles y plantas con mucho cariño y amor, y luego los ¨encargó¨ a los clientes responsables. Según la señora, los árboles y las plantas eran como sus niños. Los vio crecer de pequeños a grandes.Siempre cree que las plantas también tienen sentimientos como los humanos, entonces para ella su trabajo no es sólo plantar una cosa y luego venderla, sino criar y cuidar a las plantas como sus propios niños. Le ponía muy contenta cuando alguien le decía que le gustaba mucho alguna de ellas y quería comprársela. En mi opinión, los que pueden poner pasión en el trabajo, y trabajan mucho simplemente porque les gusta, son los más felices en el mundo.Tengo que encontrar un trabajo como así...

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